miércoles, 26 de enero de 2011

Lectura 1

El panorama que se nos presenta a los jóvenes en los próximos años es sin duda desolador; los jóvenes estamos entrando a una nueva década que sera decisiva para la historia de la humanidad, ya que en esta década se decidirá el rumbo que tomara en las próximos años la comunidad internacional; se debatirán problemas como la educación, el cambio climático, la seguridad, la igualdad entre culturas y formas de pensar, serán los temas que encabezarán la agenda mundial.
El papel que desarrollaremos los jóvenes será el de sujetos pasivos, que participen y desarrollen propuestas para solucionar estos problemas; los jóvenes debemos de ser vistos como un agente de soluciones y de cambios, no como detonadores de problemas y conflictos; es por ello que la ONU ha vuelto a poner los ojos en la juventud del siglo XXI, porque se han dado cuenta que seremos los protagonistas en la resolución de conflictos.
Pero para ser agentes renovadores, debemos de comenzar por cambiar nuestro entorno inmediato, nuestra casa, la universidad y primordialmente, cambiar nosotros mismos, porque nosotros seremos los que tomemos las iniciativas en veinte años, seremos los que colaboraremos en los gobiernos, en empresas privadas o en nuestros hogares a cambiar de rumbo y a tomar nuevas veredas y caminos.
Los gobiernos deben de volver a ver en los jóvenes ya no solo en los discursos o en los proyectos, sino en las realidades y los hechos, debemos de ser una cultura global en juventud, ya que los problemas que nos atañe, son similares en Europa, en Asia o en África, en donde la pregunta que nos hacemos los jóvenes es: ¿cuál es nuestra función en la sociedad en la que vivimos?, esa pregunta la tenemos que responder mirando los problemas que se encuentran a nuestro alrededor.
Hoy los jóvenes debemos de actuar como respuestas y como seres capaces de asimilar las situaciones y las adversidades mundiales; somos una generación que nació de la unificación del mundo después de una guerra fría, pero que nos ha tocado ver la entrada a problemas de índole mayor, como son las violaciones a los derechos humanos, el avasallamiento a las ideas y al multiculturalismo y la entrada a un mundo netamente neoliberal y consumista. Somos pues, un puente que servirá para unir a dos generaciones, a la que vivió la guerra fría y el conflicto de dos mundos y a la nueva generación que viene, a la cual le hemos de heredar soluciones y proyectos para un mundo menos injusto.